Este es un ensayo directo y apasionado, una reflexión narrativa y
testimonial, al más puro estilo de los ensayos de George Orwell o de
Virginia Woolf, una propuesta de acción concreta y entusiasta para
avanzar desde el actual deterioro económico, político y social hacia la
realidad que queremos construir. Partiendo tanto de documentos
periodísticos como de la tradición literaria, Antonio Muñoz Molina
escribe esgrimiendo razón y respeto, sin eludir verdades por amargas que
estas sean, porque saber es el único camino para cambiar las cosas.
Testigo de una época en la que aún no estaban a nuestro alcance
derechos que ahora peligran, nos recuerda que nada es para siempre, que
cualquier derecho puede desaparecer. Este ensayo nos convoca: «hace
falta una serena rebelión cívica» y nos apremia: «hay cosas
inaplazables».
Todo lo que era sólido es un espejo en el que todos debemos mirarnos,
no importa el lugar ideológico en el que nos movamos, dónde vivamos o
nuestra condición social; una llamada para que reaccionemos, cada uno
desde nuestro ámbito de actuación, y contagiemos con nuestro ejemplo una
responsabilidad cívica que hemos de exigir, de manera contundente, a
nuestros gobernantes.
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