En
la mansión de los Ubach acaba de nacer un varón sano y fuerte, un
estupendo primogénito, tras un parto largo y trabajoso. Sus padres, León
e Inés, pertenecen a esa nueva burguesía, próspera e ilustrada, que
crece a la sombra de las industrias textiles en una pequeña ciudad
española de provincias, no lejos de la capital.
En
la casa todo es agitación. La madre, Inés, muy débil, no se siente con
fuerzas para alimentar al bebé. El médico de familia, Samuel, supervisa
todo el proceso. Su presencia será omnipresente en la casa. El servicio
se moviliza y todo se prepara para recibir a la nodriza que garantizará
la buena alimentación del pequeño. El uso de nodrizas era algo habitual
en el siglo XIX. La llegada de este personaje a la casa se vive como una
amenaza rodeada de misterio. Su presencia no inspira confianza a nadie,
desde el comienzo resulta un elemento perturbador. La joven no habla,
se muestra indiferente ante la humillación de su baño y su
reconocimiento médico. Su actitud con el niño tampoco parece muy
voluntariosa. En algunas ocasiones muestra comportamientos agresivos. A
pesar de todo, se quedará en la casa, nadie se atreverá a hacerle
frente.
León
había heredado la industria cuatro años atrás, cuando murió su padre.
Antes de tomar las riendas del negocio familiar, a sus cuarenta y siete
años, viajó a Manchester y a Londres, donde se inspiró en las teorías de
William Morris, para aplicarlas a la construcción de la colonia a su
regreso. En ese primer viaje a Londres conoció a Inés y a su hermana
Tessa. La madre de las jóvenes había muerto de fiebres puerperales al
nacer Inés. Tessa tenía entonces tres años y una Miss Lucy de treinta
años, se ocupó de ellas. A la muerte de la madre quedaron arruinados. El
padre, agregado de la embajada española en Londres, ateo, calavera,
endeudado y tahúr, trajo la ruina a la casa de Belgravia. Por la casa, a
donde acude también León, pululaban todo tipo de personajes, artistas y
políticos mezclados con teósofos, ilusionistas y profetas.
Representaciones dramáticas conviven con lecturas de poemas, sesiones de
mesmerismo, timbas de dados y mítines políticos. El padre se descerraja
un tiro, dejando a sus hijas desamparadas con una gran cantidad de
deudas. León de Ubach se erige en su protector, salda las deudas de la
familia y se casa con Inés. "En su cabeza, la joven Inés quedaría para
siempre asociada a la idea de modernidad, iluminación, progreso." De
"alguna manera, la adquisición de aquella exquisita criatura se
convirtió en una de las claves de su delirio ilustrado".
La
llegada a la colonia de la nueva señora de Ubach movilizará "las
estructuras artríticas de la provinciana ciudad". Miss Lucy va con ella
como gobernanta. Tessa se traslada a la capital vecina, se ha convertido
en una activa militante feminista, sufragista, que se gana la vida como
traductora y prefiere seguir su camino independiente, antes que
depender de su hermana y de su cuñado. También imparte clases a las
jóvenes obreras en el barrio industrial que llaman "pequeño Manchester".
Inés
cae enferma, víctima de un desequilibrio hipocondríaco causado por "la
indolencia, la falta de sentido y dirección de su existencia". Una
enferma apócrifa que va a encontrarse con el médico idóneo, un misógino y
caradura sin escrúpulos, que fomenta sus dolencias ilusorias y le
diagnostica histeria y ninfomanía y la encierra en su habitación casi
sin alimento, aplicándole tratamientos morbosos que casi la llevan al
límite de la muerte. Mientras tanto León está de viaje. La llegada de
Tessa conseguirá romper ese círculo vicioso, pero en cuanto Tessa vuelve
a irse, la tragedia sigue su camino y la muerte se cobrará sus prendas.
En la casa la atmósfera se va haciendo irrespirable hasta desembocar en
tragedia ("la atmósfera de matadero municipal era insoportable").
Esta
historia es la metáfora de toda una generación. Nuevos aires de
modernidad que acabarán en tragedia y desencanto. La euforia de la
modernidad degenera en el profundo sumidero de la España negra. Lo que
era esplendor y prosperidad, derroche y lujo, se irá transformando en
ruina y decadencia. Esa transformación queda muy bien reflejada en el
texto que consigue transmitir tanto la exuberancia del lujo como la
sensación de la descomposición y la decrepitud. Tras la pérdida de Cuba,
la colonia entró en un rápido eclipse. "Hoy es un despojo, la ruina de
un sueño ilustrado".
Consumada
la tragedia, las hermanas regresarán a Londres, donde Inés impartirá
clases de música. Ya viuda tendrá una relación estable, pero sin
contraer matrimonio, de la que nacerán dos hijas. Con ellas se llevarán a
Julia para pagarle sus estudios. Julia siempre consideró a Tessa como
su madre. Tessa continuó siendo una activa sufragista. Pudo votar por
primera vez en 1918.
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