CUENTOS BREVES PARA LEER EN EL METRO
En la vida cotidiana de toda persona activa, el tiempo está hecho de
apremios, pero también de esperas. Y es precisamente en los paréntesis
de la acción como sucede, por ejemplo, en los trayectos en metro o
autobús, en los viajes en tren o avión y en la consulta del médico o del
dentista, cuando tenemos la mala sensación de perder miserablemente el
tiempo en una espera poco fructífera y sobre todo aburrida. Llenar estos
largos momentos con una actividad mental gratificadora está al alcance
de la mano. Es cuestión de dar la vuelta a la situación y adquirir la
sanísima, interesante y estimulante costumbre de llevar en el bolsillo o
en el bolso un libro bien escogido y llenar todos los momentos de tedio
con lecturas fascinantes. Entonces, cualquier amenaza de espera se
convierte en un deseable tiempo de placer. Y es posible que, absortos en
la lectura, se nos pase la parada.......
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