Diez días antes de la boda, Polly pierde su anillo de compromiso. Todo
se tuerce en un hotel lujoso de Londres en el que ella y sus amigas
están celebrando su despedida de soltera por todo lo alto. Todas quieren
probarse ese anillo tan valioso, y entre risas y champán, suena la
alarma de incendios y salen corriendo a la calle. Al llegar fuera, nadie
tiene el anillo. Desesperada, Polly empieza a llamar a todo el mundo
para pedir ayuda y ¡alguien le quita el móvil de la mano! ¡Se lo han
robado también! ¿Cómo la van a avisar ahora cuando encuentren el anillo?
Y acto seguido, ve un móvil en una papelera, un móvil tirado a
propósito a la basura y que ella necesita urgentemente. Polly le pasa el
nuevo número a todos sus amigos y además contesta las llamadas que
recibe y lee los mensajes dirigidos a la propietaria anterior, la
secretaria (que acaba de dimitir) de Sam Roxton, un empresario
importante.
Mientras sigue buscando el anillo, Polly está en contacto con Sam
Roxton, el dueño del nuevo teléfono. Sam le dejará quedárselo un tiempo a
cambio de que le reenvíe todos los mensajes que reciba, pero Polly a
veces contesta de parte de Sam en temas profesionales y también
personales. No tiene freno. Sam también empieza a opinar sobre la vida
de Polly, sobre su boda, sobre los suegros y sobre el mismo novio,
quien, quizás, no sea tan maravilloso como pensaba.
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