Para 4 personas.
1/2 kg. de pechugas de pavo en filetes no muy finos.
8 piezas entre langostinos, cigalas, gambones... lo que haya.
1 cebolleta tierna, o media cebolla no muy grande
2 tomates pelados, pueden ser de lata al natural. Pero mejor no.
1 hoja de laurel
1 copa de cava seco o brut. Nada de guarrerías dulces o semis.
Aceite, sal y pimienta
En una cazuela, mejor de barro, calentar un dedo de aceite y saltear
el marisco hasta que tome color. Color de estar hecho, se entiende.
Reservar y, en el mismo aceite a fuego vivo, dorar bien rápido los
filetes de pavo previamente salpimentados al gusto. Al gusto del que
los cocina, no vale que vengan los comensales con exigencias, encima.
Reservar junto con el marisco.
En el mismo aceite, que empezará a estar algo guarro pero bien
sabroso, sofreír la cebolleta cortada fina hasta que esté tierna,
añadir el tomate, dar unas vueltas y dejar hacer a fuego lento quince
minutillos. Añadir el cava y la hoja de laurel entera, y dejar cocer
cinco o diez minutos más, hasta que la salsa esté ligada.
Devolver a la cazuela el marisco y las pechugas, dejar hacer unos
cinco minutos (el pavo tiene que hacerse, pero no secarse, por dios).
Y a la mesa.
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