Curiosidades de nuestras Hermandades y Cofradías es un proyecto de nuestra Autora Mª Angeles Caballero en El hall del lector donde nos narra una breve historía de nuestras hermandades y algunas curiosidades de las mismas.
HERMANDAD DEL MUSEO
En la cuaresma de 1575 la corporación de plateros sevillanos celebró unos cultos gremiales en la iglesia de San Andrés,
en las que el orador sagrado versó sobre la expiración de Cristo, con
tanto acierto y realismo que los asistentes, quedaron impresionados y
conmovidos, hasta el punto que en dicho gremio surgió la idea de fundar
una hermandad de penitencia, cuyo titular fuera Cristo en
el momento de la expiración .
La actual imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, recién salida de las manos de Marcos Cabrera, efectuó su estación el Viernes Santo de 1576,
desde San Andrés por primera y única vez. La estación se efectuaba a
los cinco templos más próximos, en recuerdo de las cinco llagas del
Redentor.
El primero de marzo del año siguiente se convino con la comunidad del convento de la Merced, alojada en el hoy Museo de Bellas Artes, en la misma plaza del Museo,
la cesión de una capilla a la Hermandad «para siempre jamás» a cambio
de tres mil maravedíes, y consecuentemente la Hermandad cambió de sede,
abandonando San Andrés.
En 1604 el cardenal Niño de Guevara reguló las estaciones de penitencia a la Catedral y desde entonces comenzó a hacerlas al templo metropolitano, en la tarde del Viernes Santo.
Durante más de un siglo, desde 1625 a 1760,
se perdió casi toda noticia sobre la vida de la Hermandad. Solo se
conoce que durante la epidemia de peste que asoló la ciudad en 1696, fallecieron numerosos hermanos.
En 1772 el escultor Cristóbal Ramos modeló en terracota la Virgen de las Aguas,
que cierra la cofradía en su actual formación y que por aquel entonces
aparecía a los pies del Cristo de la Expiración de rodillas, con las
manos cruzadas. La imagen salió al año siguiente sobre unas parihuelas sin palio, independientemente del Cristo.
De 1805 a 1814 la Hermandad tuvo que refugiarse en la cercana iglesia de San Vicente, pues su templo fue ocupado y casi destruido por los invasores franceses.
En 1895 el escultor Manuel Gutiérrez-Reyes Cano cambió el sudario primitivo del Cristo por otro de aire barroco,
en tela encolada. Además restauró los desperfectos que presentaba la
imagen y le cambió la corona de espinas primitiva que era de
En 1940
estrenó el Cristo un nuevo paso, diseñado por el hermano Francisco
Jiménez Román, labrado por Rafael Fernández de Toro y dorado por Manuel
Fuentes. En 1947
se estrenaron los portentosos varales de Manuel Seco Velasco, en cuyos
basamentos aparecen pequeñas figuras de patronas de distintas regiones españolas, labradas por Sebastián Santos Rojas. En 1954 don Santiago Ramos Castro compuso la marcha «Virgen de las Aguas».
En 1975
se celebró el cuarto centenario fundacional de la Hermandad y como
motivo de su conmemoración constituyó el patronato Social del Santísimo
Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de las Aguas.
En 1990 fue restaurado el Cristo de la Expiración por la Conservación y Restauración de Obras de Arte en Madrid, tras someter las muestras tomadas a análisis y así aprobarlo en cabildo.
En dos ocasiones, la Hermandad fue objeto de carteles oficiales sobre la Semana Santa. En 1987 en el editado por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, obra de Ignacio Velasco González, y en 1996 mediante un cuadro pleno de fantasía del pintor Juan Valdés.
El 28 de marzo de 1998, la Virgen de las Aguas fue proclamada, con la oportuna Autorización eclesiástica, patrona de la compañía municipal de aguas de Sevilla, EMASESA.
CURIOSIDADES DE NUESTRAS HERMANDADES Y COFRADÍAS
La virgen, en vez de corona, luce una diadema rematada con una cruz que
le fue donada por la empresa de aguas de Emasesa , de la que es patrona
. Lleva una miniatura mariana en plata de ley .
Estudios anatómicos afirman que la imagen de Cristo de esta hermandad
adquiere la postura más realista de todos los Crucificados en Sevilla,
ya que verdaderamente, el estado de crucifixión y características
consecuentes (dolor, asfixia, deshidratación...) propician el gesto
retorcido que adquiere este Cristo.
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